
Se dice que cada día que se pierde es uno de vida y por eso hay que vivirlos con la mayor intensidad posible. Las personas mayores aunque no estén lejos de los últimos escalones, todavía no han llegado al final del viaje, por lo que aún pueden gustar de numerosos placeres de la vida, especialmente de los relacionados con el amor.
En la sociedad actual existen muchos prejuicios y estereotipos relacionados con el amor entre los adultos mayores. Se tiende a asociar ancianidad con enfermedad y discapacidad, y prevalece el sentimiento de que el romance es patrimonio exclusivo de los jóvenes.
En cambio, la vejez es una etapa en la que el enamoramiento también es posible. Puede subsistir en relaciones que datan desde la juventud o puede nacer con la misma intensidad en personas que por diversos motivos se encuentran sin pareja. Luego de tanto camino recorrido, en los matrimonios el amor suele avanzar a una comunión total, sin urgencias. Son menos comunes los egoísmos, las competencias inútiles, las peleas y los malentendidos.
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